Qué importante es guardar estos paisajes,
por si alguna vez me pierdo o no vuelvo…
al menos, que me quede este instante
enmarcado en el recuerdo,
por si decido algún día amanecer,
todo es posible, sin mí, muerto,
sin más luz que tú propagándote libre,
desde los confines derrumbados
por la mañana, de mi cuerpo.
Qué importante es que nos quede, eternamente,
un escrito o mejor aún un verso,
donde poder reunirnos, siempre que la vida comience
a dar miedo, donde la imaginación espolvoreé
personajes extraordinarios, fantásticos
que nos lleven a escapar de esta realidad y nos depositen
de donde vinimos, lejos… que somos sueño,
partículas que giran alrededor de un punto y seguido.
Qué importante es que mi sangre se crea que es sangre,
y no el vuelo espantado de mil aves, manchando
el cielo interior de mi pensamiento, que
la respiración se desarme y vuelva a armarse
después, para acercarme los aromas
más preciados del mundo.
Qué importante es que se escriba tu nombre
detrás de mis párpados cuando los cierro,
que se replieguen en mi ausencia montañas, ciudades,
mares, ríos…y vuelva todo a su orden mañana,
que ahora no muero, que sólo me escondo
como tú sabes, detrás de los ojos.