Nos vienen a matar otra vez,
dos veces,
tres veces,
infinitas veces si fuese necesario.
Nos vienes a matar
porque saben que amamos a matar,
porque saben que pensamos a matar,
porque saben que escribimos a matar.
Compraron el nombre de Federico,
de Pablo, de Alejandra, de Allen, de Charles, de Roque,
de todos los ángeles astutos y demonios buenos,
dueños de trenes,
y desean que escribamos poesías sobre rieles oxidados
con dos palabras muertas
sobre un papel sin sangre.
Nos quieren matar con el engaño
porque saben que nosotros matamos con la verdad
con una piedra en sus frentes.
Nos acorralan para matarnos
porque han aprendido
que somos unos acorraladores de palabras,
que echamos vuelo y cortamos con las alas.
Nos vienen a matar Federico con balas de oro y plata,
con una bala de tropiezos.