RESEÑAS
El tránsito de Paloma Vidal en Más al sur
"Las alarmas II" de Barbería Claribel.
Autora
Universidad de la Frontera
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Fecha
26 Enero 2022
Fecha de recepción: 14 de abril, 2021
Fecha de aceptación: 28 de abril, 2021.
¿Qué es ser escritor de algún lugar?” (10). Con esta interrogante expuesta en la nota a la edición argentina la autora de nacionalidad argentino/brasileña, Paloma Vidal, nos introduce su primera obra publicada en español llamada Más al sur (2011), una novela (auto)traducida y con tintes autoficcionales en la cual retrata el sentido de pertenencia, la identidad errante, la migración, el exilio político y la memoria.
El libro comienza relatando la experiencia de la autora en un concurso literario brasileño en el que, a pesar de presentar su contribución en la lengua “prestada” que habla desde los dos años, la terminan descalificando por no cumplir con una base esencial dentro del concurso: ser de origen brasileño. Es así como la docente de la Universidad Federal de Sao Paulo plantea la ambivalencia de su escritura, la cual está estructurada a través de una lengua que adquirió forzadamente luego del exilio político de sus padres y que la hace cuestionarse continuamente su verdadero origen, afirmación que se puede confirmar en un pasaje de la obra en la que la narradora, que comparte rasgos con las protagonistas de algunos de sus relatos, se refiere al portugués como una parte del sistema fragmentado de su identidad: “Ese algo es precisamente una lengua con interferencias que me permitieron crear un espacio entre nacionalidades” (10).
De esta forma, Vidal nos plantea los primeros cuestionamientos sobre la búsqueda de su origen, los cuales se forman a través de la escritura de recuerdos y viajes ajenos que tardíamente se apropia con el fin de almacenarlos en su propia nebulosa:
Imagino todo esto. Invento imágenes para recuerdos inexistentes. Mis padres nunca me contaron detalles y nunca pregunté, pero es muy probable que no se acuerden, que los actos cotidianos de esos días hayan entrado en una nebulosa de la memoria que obedece a un instinto de preservación. (31)
Posteriormente, en el segundo capítulo, la narradora transita hacia la historia de sus padres, los cuales se ven obligados a dejar Argentina por la dictadura cívico militar de 1976. Durante el capítulo, la narradora rememora el inicio de su conflicto con la lengua extranjera, relatándonos las primeras impresiones al llegar a un nuevo país: “La llegada a un aeropuerto desconocido y la pregunta desconcertada seguida de silencio: ‘¿qué lengua hablan?’” (30). De igual forma, en gran parte de este capítulo, se describe la forma en la que una’ niña se enfrenta a la violencia política que vivieron sus padres en Argentina, lo cual se puede evidenciar en el episodio en que la niña juega al policía y al ladrón en conjunto con su primo, mientras la madre de la infante observa con tristeza y pena el inocente juego. Finalmente, la protagonista recuerda otro de los traumas de su infancia, la forma en la que su madre le contó la fatídica noticia sobre la muerte de su canario amarillo, pensando en que no soportaría la gravedad de la situación. Este hecho resulta ser otro acontecimiento importante para describir el transitar de Vidal ya que durante gran parte del libro la migración de los pájaros funciona como una metáfora para describir el movimiento errático que comparte la narradora y la autora.
Asimismo, durante el capítulo siguiente, la narradora emigra por segunda vez a una ciudad extranjera, mientras nos relata cómo se refugia en su departamento, cual pájaro en su jaula, buscando aun retazos de recuerdos almacenados que teme olvidar pero que surgen como un motor para transitar: “La memoria, un engranaje fallido, se traga los días, las palabras, las imágenes. Pero de ese mismo hueco, de su profundidad, emergen escenas de otro viaje” (41).
Siguiendo con el tema migratorio, a través de este capítulo, ella compara los comportamientos de las aves en conjunto con los recuerdos que ha recopilado y con las dinámicas que mantiene con su pareja. El primer hecho donde se muestra esta analogía es cuando se menciona que los pájaros mantienen rutas que reflejan cambios históricos heredados, lo cual representa una alusión directa a las migraciones políticas de los antepasados de la protagonista y que justifica el presente transitar de ella. El segundo hecho donde se muestra la migración sucede cuando se refiere al enamoramiento con su pareja, hecho que lo relaciona con el encantamiento de la primavera que afecta directamente a las aves, puesto que es un periodo de proliferación y el momento exacto en que las aves migratorias escapan de los cambios bruscos, y que coincide con otro suceso que la afecta emocional y directamente, pues se ve inmersa en un atentado terrorista que la altera y despersonaliza en el momento en el que intenta ayudar a una mujer desorientada por el ruido de las explosiones, pero se ve imposibilitada, ya que no maneja esta nueva lengua extranjera, detonando —nuevamente— la interrogante de la pertenencia: “De repente estaba condenada al silencio, como si mi vida no me perteneciera, invadida por algo mucho mayor que ella [la mujer a la que ayuda], que yo, que atravesaba todas las fronteras. En un instante había sido arrojada en el mundo y formaba parte de una historia que nunca había imaginado como mía” (50).
El último cuento de la primera parte finaliza con la extracción de recuerdos a través de las memorias, interrogantes y objetos de la memoria que ayudarán a trazar un nuevo tránsito y destino en el mapa de la escritora o en palabras de ella: “una nueva geografía que me podrá acoger, quizás en otra ciudad, otro río, mucho más al sur” (51).
Finalmente, a diferencia de la primera parte del libro que contiene una narrativa lineal, la segunda, titulada “Viajes” se compone de los cuentos que la autora presentó al concurso literario mencionado al inicio de la presente reseña. De estas narraciones, resalta el cuento “Pájaros”, narración que Vidal dedica a su hijo Antonio y que mediante párrafos fragmentados —como la identidad de la narradora de la primera parte— muestra nuevamente atisbos de su identidad errante y transitoria a través de su envidia a las aves y la facilidad que tienen para cruzar fronteras.
Esta obra refleja fielmente la incomodidad para establecerse física y emocionalmente en un lugar determinado, al igual que cada alusión de la narradora a los pájaros, extendiendo una invitación directa a volar a través del desarraigo territorial y a detonar recuerdos a través de viajes ajenos y personales, para que podamos construir libremente cartografías propias y compartidas.
María Carolina de Jesús Oyarzún Monares
Estudiante de Pedagogía en Castellano y Comunicación en la Universidad de La Frontera. Ayudante de investigación del proyecto Fondecyt no 11190799, dirigido por la Dra. Carolina Navarrete. Asistente de coordinación Club de Lectura UFRO en Literatura de Mujeres.