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Revista Zur / Volumen 1 N°1 / Enlosados Platos
Poesía

Enlosados Platos

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Fecha

01 Octubre 2019

Al quebrar los platos de la casa, caen los dientes: trepidante encía
la almohada descuaja, cerámica esmaltada en tiempo de caza: enlosados hoyos,
oyendo lejana vuelta al sol por el estanque: por las fauces del otoño hasta el corazón del verano: que guarda todo el ruido en el cuesco, entre dos valvas
el zumbido del tiesto: guarda la concha a la mullier por molusco llaman.

Auscultan las lapas la napa en la tapa, del sombrero de copa: de la cabeza la horma
sendas lácteas la ostia abrazan, la oblea en la boca que el olvido sopla
oblitus: estar frente a la piedra nombra, del litoral cuya semilla de lava guarda
la larva que en su digestión al imago imagina: el fuego se amasa tras el umbral:
que la cal marca, encalado camino que en la estrella vira
tintinea sobre el estigma la camisa, flor lozana se vela: brillantes migas hacen fugaces estilos que a la hogaza alumbran en el hogar que combustiona
tras pasillos que al púlpito orbitan, pasos palpitan: el polvo hace galerías, granos que bajo tierra se arrojan alumbran al vivar
en que gazapos se agazapan, las llamas lamen lo nacido.

La crisálida hila capas cristalinas por la vera en que el rio la forma imagina, cristales
que corren, serán cristalizada costra que la hogaza desmiga,
por la ribera alfarera, de la crátera quebradas pistas: el catre de tus caderas en la greda: pez corriente del reflejo despega.

Cabeceando va a caer la sayi de su sayin1: mapudungun despojo es la fruta porque encarna su verdadero envase: horma que acabada
forma mira se descuelga,
el testigo que de la combustión de la olla al margen del fermento emerge,
la digestión que al pienso piensa: la reflexión que se hace hasta transparente, en el último cuarto el carbón desplegado al diamante abrillanta.

En el lecho bajo la cúpula, la cópula entre capas de lechosa sábana del alba donde las migas orbitan, hasta la púrpura que el caracol aconcha en la copa, desnudez ilustrada la argéntea fruta, tiene la visión del agua que se vela
la velada plata en la pátina a la redonda, hace el dorado compás en el agujero
órbitas de su vaina, el horizonte traza:
donde subieran los estambres al limbo del cáliz a saludar la lucidez del aire, tras el margen de espuma, abre el molusco el opérculo del fondo de la tasa para entrar al espacio.

Las hojas regresan al litoral donde se petrifican, follaje en la orilla se dora pellejo que el soplido orea, del polvo que ilumina las cosas.

Estigmas coronan, sosteniendo anillos que sobre el agujero que a la aguja envaina:
los mantea la superficie del agua donde el sol copula, yemas se incuban: el espejo de los pájaros en la bóveda, el himeneo que el remolino abraza para abrir
el lecho marino: con acerradas piezas que se estrellaran,
se compaginan en la calzada, el umbral es la nata de la fase acuosa tras el alba que se deshoja: la rosa blanca de cada día
guarda el gineceo un plato
en que el agua se abraza,
en la boca, latina oris, orillas nombran, de oro: las olas que soplan orean la arena
que desgrana el tiempo un cuerpo.

La aguja del follaje se despoja, haces en las ramas a la redonda penetran, el árbol que se derrama en capas de pinceladas que la testa atempera por las gradas se degradan las prendas, llega la posta negra
póstuma a la escena.

Suben los testigos que de la olla levantan cabezas: al margen ebullen bollas son las cabezas que el limbo del cáliz pasa, la marca de cal: el talón calza el anillo de la copa el gas transgrede a la vasija: a su fermento traiciona,
el calcañar en la encalada calzada, abiertos cántaros.

Estilos que el polvo enciende, pasillos por galerías que alumbran la escena del plató

que se sirve en la pelvis, donde está la mina: semillas de oro el útero guarda crisol metales amasa, la porcelana que el vellón enlosa: porcella,
italiana concha
la mujer el fuego guarda, al hogar atiza la roca blanca soluble en agua destapia las paredes encaladas, calar la camisa que el gusano sonsaca el sol que envuelve la vaina en el agujero, hilos de seda orbitan ecos de latidos estelas: el reflejo donde copula sobre un plateado plato, el vivar reverbera.

Transgreden los pasos por las gradas que al iris degrada hacia el corazón río: por pasillos que marcan el paso a la crisálida enrollan: la larva ausculta en la catedral donde está la escena que alumbran las sendas.

Notas

1 Sayi, mapudungun, Sayin, mapudungun, despojo.

Sayin

Vivo en San Bernardo, Provincia del Maipo, en una familia Estudié periodismo cuatro años y luego terminé Licenciatura en Letras y Licenciatura en Pedagogía. Me divierte mucho escribir. Estoy casada con un coyhaiquino y tengo tres hijos.

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