“Yo dentro de mí
aúllo ahora yo
y no se oyen campanas
de otros campanarios”.
Daniela Lucatti
“Hazme campanario el aire”.
Arnaldo Calveyra.
I
Máscara litúrgica
La que trae la anunciación
resplandor donde no se respira
ni se oyen campanas
de otros campanarios
la madre
y la niña que vendrá del tañido de su vientre
con su cara de ángel
sonrosado y desnudo
con sus ojos dorados
como oro del aire.
II
Máscara vívida
La que oculta la cabeza
y aun así
embellece y transforma.
III
Máscara protectora
La que es punto de vigía
fortificada
como un torreón de luz
para baluarte de la voluntad
o precaria
como fuegos de artificio
para frívolas celebraciones
que mañana, tarde y noche
oscurecen por dentro.
IV
Máscara punitiva
La que es estigma, escarnio, mácula
se carga para la humillación
y ya no importa
cuán sublime devenga
su vergonzante monstruosidad.
V
Máscara ritual
La que es todopoderosa
latiguea, retumba, detiene alas y latidos
atraviesa el rostro
y en su brutalidad lo diviniza
como el alfiler del coleccionista al corazón de la mariposa.
VI
Máscara celeste
La que no puede ser objeto
porque cobija el cuerpo
hasta volverse alma.