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Revista Zur / Volumen 2 N°1 / Solo miro un árbol
Poema

Solo miro un árbol

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Fecha

01 Diciembre 2020

Autor

Yahir Aguilar

01 Julio 2021

Aquí se persiste azul vestido en rojo. Aquí flotas zapateando nuestro testamento y nacimiento. Aquí el cielo es para los asquerosos bendiciendo susurros agusanados. Aquí el silencio más artero es el mal parido con nuestra lengua. Aquí los atajos son para las huellas más largas envueltas en sarapes. Aquí atormentado te espero. Aquí atormentado por mi nombre te espero. Aquí atormentado por tu nombre te espero. Aquí te espero en la bañera con las venas abiertas. Aquí esperemos latiendo más difuntos. Aquí el que fallece ya había muerto al nacer con nuestros apellidos. Aquí vale madres la fragilidad, la carne de las columnas, las aves de papel. Aquí el engatusar y el candor salen abrazados en la misma fotografía. Aquí el odio es nuestro amor y nuestro perro infernal. Aquí tus ojos sentados frente al volante te miran por el retrovisor cruzar la calle sin sombra. Aquí, pájaros negros escapando de las jaulas, los niños crecen en la mierda. Aquí permanezco como palomita manchada de sangre y pocas plumas: desollada. Aquí la tolerancia se recoge como el mar cada que me acerco a querer tocarlo. Aquí la intolerancia es una gota que se desparrama estúpidamente/ se vierte sobre océanos, dunas, arrecifes, selvas, empolva el corazón de los padres talando el pensamiento. Aquí puedes decir cualquier cantidad de veces te lo dije. Resulta que aquí hay que embriagarse con versos y concreto. Resulta que aquí el sol con labios pintados de lunas se ha marchado injuriando a tu madre con labios pintados de abandono. Resulta que aquí se calcula la estatura de la raza del sudor de la frente al sudor en la frente del cielo. Aquí permanezco con mi sangre de fantasma circulando las 24 horas por las calles salvajes de la poesía. No puedo comprar mundos con sombras que se niegan a criar visiones. No me arrastres gentileza entre mundos desgraciados. No me guíes ha constelaciones apagadas luchando a gritos en el éxodo de planetas. No borres la marca en tus muslos de las muelas de la muerte. No me lleves al asfalto sin fondo, a su mar evaporado, a los miedos en los rostros, llévame lo más invisible que puedas en el universo donde avientan lunas decapitadas. Llévame lo más cerca que puedas del lago quemando manos al meter los tobillos a remojar a orillas del desierto: el desierto es tu casa. Llévame tomado del cabello entre los adoloridos rostros del capitalismo. No te arrepientas de chupar la sangre de mi último beso. No te arrepientas de chupar los espermatozoides escurriendo de la vagina. Pisamos los escombros de los imperios que nunca levantamos. Pisamos lodo y desaparecemos. Pisamos cielo y desaparecemos. Avanzamos para atrás y nunca aparecemos. Una tarde más nos empuja los huesos al borde del vació de la ciudad de México. Silencio, solamente solo, silencio, parado en las nubes, miro un árbol seco gritando por hojas verdes en medio del mundo.

 

Yahir Aguilar

(Distrito Federal 1987). Poeta y librero. Estudió en la Escuela Mexicana de Escritores.
Ha colaborado en la antología poética (Caminos Inciertos Madrid, España) antología poética (Un disparo en la nuca para terminar el verso Potosí, Bolivia) seleccionado para el libro-objeto (Fragmentos Ciudad de México) seleccionado con su libro Polvo para la edición (Printing Goes Wilde, Ciudad de México) actualmente trabaja en su segundo libro.

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