Y tus pechos cerriles fueron expuestos por el viento,
fue una caricia suave, morbosa, casi disoluto.
Crecidamente, contenta, tu desnudez gozas
bajo el importe de un panorama entristecido.
Tu desnudez de otoño e invierno
cuando de tus árboles caen sus hojas.
Eres feliz cuando tu vientre se moja
al caer la primer lluvia
y enverdeces,
te cubres del sol de mis ojos
y te arropas de obscenos pámpanos.
Y floreces,
al natural,
te desnudas
y renaces.