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Revista Zur / Volumen 1 N°1 / De la bitácora de un viajero anónimo
Cuento

De la bitácora de un viajero anónimo

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Fecha

01 Octubre 2019

Autor

Gonzalo Ríos Araneda

01 Octubre 2019

Soy un extranjero. Estoy solo, entre desconocidos que ni siquiera sé si realmente existen. Caminan a mi alrededor sin que manifiesten preocupación alguna, sea para evitarme, sea para tropezarse insustancialmente conmigo. Decididamente ellos me ignoran. Uno que me atravesó con la mirada, lo hizo sin detenerse siquiera en la identidad elemental de mi presencia, al modo de la luz cuando desnuda las piedras.

Pasan por mi lado sin que se pueda definir el mero hecho de que van a alguna parte. Tal si tuvieran compromisos propios de gentiles, pululan con inescrutable obstinación en los cruces, en las subidas y bajadas, en las entradas y salidas; en los restaurantes y en las plazas. Lo hacen apenas sostenidos por una fuerza G que les impide soñar con las estrellas, sujetos como están a la bagatela del vacío, que parece ser su filosofía del estar donde se encuentran. Caminan solos, aislados, o en combinaciones casuales que se desgranan por doquier, lejos de ellos mismos, ensimismados, intangibles. Se van y se quedan, caminantes sin destino. Parece que se anidaran en las estaciones de metro porque las llenan de inquietante y frío bullir, semejante a la sorda descomposición de los difuntos.

Sin embargo, un rumor casi imperceptible como goteo de materia oscura, garantiza que están dotados de respiraderos de subsistencia, aunque no respondan a la duda de su sustantividad. Esto, considerando que también los muertos se anidan igual que las larvas en las necrópolis detritumentales, para resolverse en materia orgánica. Pero estos que transitan a mi lado, se aferran a la rutina del estar permanente. Comen, degluten y se acoplan como si estuvieran condenados a empujar eternamente un peñasco montaña arriba, emulando al desdichado Sísifo.

Apresuro la marcha anhelando alcanzar la frontera, y suponiendo que no tengo vínculos con ellos. Me subo al metro y evito sentarme en el asiento vacío que parecía estar esperándome. Avanzo hacia la puerta mientras salimos de un túnel a la luz de mi estación de destino, pero el tren no se detuvo. Cruzó a gran velocidad mientras una instantánea interior de sombras urbanas se pegó violentamente a mi retina. Un ruido de hierros y un apagón repentino me hizo despertar en una sala de origen desconocido.

Gonzalo Ríos Araneda

Nacido en Santiago de Chile en 1941, es padre de cinco hijos. Aficionado a la pintura y a la poesía, recientemente fue nominado “Picapedrero” por la revista española La oca loca como finalista del IX certamen de poesía, microrrelato y guion. Es autor de El misterio del aposentador, 15 narraciones de pintura ficción, editorial Forja, 2015; y de la novela de ciencia ficción titulada El sollozo de la gárgola, editorial Forja, 2018.

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