Revista ZUR

Reseña

Navarrete González, Carolina A. Las afecciones de la carta: sujeto doliente y resistencia en la escritura epistolar de mujeres en Chile en los siglos XVIII y XIX. Santiago: Cuarto Propio, 2017. 455 páginas.

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Fecha

01 Octubre 2019

Autor

Javiera Jorquera

01 Octubre 2019

Reseñado    por      Javiera     Jorquera.    Universidad    de      La     Frontera.

Con un libro que nos acerca a una parte de la historia muy poco tocada, incluso ignorada y minimizada, la autora logra referirse a la realidad femenina criolla chilena a través de la recopilación, aná- lisis e interpretación de cartas que nos transmiten sus voces en un es- tudio cuyas reflexiones sirven no solo para hacernos cuestionar nues- tro presente, sino también para tomar conciencia de nuestro pasado, de cómo hemos avanzado y de cuánto nos falta por avanzar todavía.

Actualmente, escribimos más que nunca “en la historia”; basta ver cualquier red social para darnos cuenta, sin embargo, a medida que las palabras y los mensajes aumentan, estos se vuelven insulsos, lo que signi- fica que, a pesar de ser la generación que más escribe, nuestras palabras han perdido significado. Este libro nos muestra la importancia que se le daba, en los siglos precedentes, al hecho de escribir, especialmente, a la escritura de cartas. En el contexto del siglo XVIII y XIX, en Chile, por ejemplo, la carta podía implicar una forma de escape, una confidencia, un consuelo, pero, sobre todo, una forma efectiva de tomar conciencia sobre todos esos pensamientos que no podían estar en ningún otro lugar, dado que en su época poco importaba lo que una mujer tuviera que decir, o sim- plemente lo que sintiera, producto de la opresión femenina que ha estado presente en nuestra historia y que la autora evidencia constantemente.

Compuesto por seis capítulos y un extenso apéndice, que abarca una introducción al estudio de las cartas, así como la presentación de las protagonistas presentes en esta investigación -Carmen Arriagada y Sor Josefa de los Dolores Peña y Lillo-, la autora se refiere al importante rol que tiene la carta en nuestra sociedad, explicando la implicancia que tiene para generar una introspección necesaria de nosotros mismos la que, luego del proceso de escritura y envío de la carta, se entrega a otro, destinatario futuro de la misiva. En el estudio se proponen cinco interrogantes a tratar:

1.-¿Podemos advertir la configuración de una subjetividad basada en la tristeza y en el dolor en la escritura de cartas de estas dos mujeres?

2.-¿Cuáles han sido las funciones de la escritura en el proceso epistolar y cómo han dado a conocer la configuración del yo?

3.-¿Evidencian las emisoras alguna huella de opresión, relacionadas con la clase, el género y las instituciones, por ejemplo, en la construcción de sus subjetividades?

4.-¿Hay en el ejercicio escritural de la carta algún elemento liberador de los estados aflictivos de estas mujeres?

5.-¿Qué papel cumple el destinatario en la configuración del yo de las emiso- ras?

Para lograr responder estas preguntas, la autora apela al legado de dos mujeres con historias muy distintas entre sí. Por un lado, tenemos el caso de sor Josefa de los Dolores Peña y Lillo, una monja de origen humilde que no tuvo la dote suficiente para profesar como religiosa de velo negro. Ella emplea la es- critura epistolar para confesarse con el padre jesuita Manuel Álvarez, más por la necesidad de expresarse que por una responsabilidad para con el convento. Por otra parte, está Carmen Arriagada, mujer de clase alta residente en Talca, quien utilizaba las cartas como medio para dar rienda suelta a sus sentimien- tos por quien, en aquel tiempo, fuera su amigo y objetivo de su amor, el pintor alemán Mauricio Moritz Rugendas. Se citan, además, en el apéndice, más de 50 misivas que datan desde el año 1630 hasta 1817, siendo impresionante la exhaustividad de referencias que podemos encontrar. De manera particular, se hace un recorrido por las vidas de ambas protagonistas, descubriendo los motivos de sus escritos, sus preocupaciones y las historias detrás de las cartas, siendo de vital importancia la variedad de realidades que se presentan en la investigación, dándonos una mirada amplia sobre el sentido que tenía la escritura epistolar y, que, en muchos casos, sigue teniendo para las personas, especialmente para las mujeres.

Acercarse a esta obra, implica una lectura que, si bien no es del todo liviana, resulta muy informativa y enriquecedora, puesto que nos invita a ser críticos sobre una realidad que, aunque lejana en el tiempo, nos llama a la em- patía hacia mujeres que plasmaron sus vivencias en cartas, incluso sin esperar a cambio una lectura o una respuesta, detallando en ellas enfermedades, difi- cultades, amores complicados, sexualidad, contextos sociales y culturales, sus percepciones del mundo, etc. Todos estos campos, ampliamente desarrollados a lo largo del libro, refuerzan la visión de la carta como una herramienta escri- tural de carácter terapéutico.

Este libro nos propone comprender aquello que creemos saber pero que ignoramos. A través de todas las cartas a las que la autora nos da acceso, se vuelve posible acercarnos a realidades tan distintas a las nuestras en lo evidente, pero igualmente humanas, y hasta cercanas, en lo esencial. No debemos olvidar que se trata de un estudio de los afectos, una investigación que aporta significa- tivamente a la historia chilena femenina, que busca claramente hacerla visible.

A mi parecer, también se trata de una lectura que nos sirve para reflexio- nar desde nuestra realidad a veces privilegiada y preguntarnos: “¿Cuál es nuestro lugar en el mundo?”. El texto demanda una lectura crítica, ya que lo que nos propone no deja de ser una investigación, pero es imposible no empatizar a través de sus páginas, tal vez incluso sentir algunas palabras como propias, porque de eso se trata también la literatura, de encontrarse a uno mismo en las palabras del otro, objetivo que el libro nos permite alcanzar en reiteradas ocasiones.

Además, resulta tremendamente importante el realce que busca darle la autora a la literatura femenina, dentro de una tradición masculina. Es un aporte también en un contexto de reconocimiento y empoderamiento femeni- no, donde estamos tomando cada vez más conciencia de la situación que ha tenido y sigue teniendo la mujer a lo largo de la historia. Por esto considero a este libro como un llamado a la responsabilidad. Si bien hemos avanzado muchísimo desde las realidades reflejadas en el texto, aún nos falta mucho por conseguir y es responsabilidad nuestra seguir creando conciencia sobre los problemas actuales que nos conciernen a todos, asumir nuestro deber con el mundo y seguir rompiendo las barreras de género que aún hoy se levantan con fuerza

Es con esto que me quedo, con un llamado a la empatía, a la concien- cia, a la autovalidación y a comprender dónde nos ubicamos en el mundo, fuera de ser una lectura intensa y enriquecedora, es un llamado a la acción colectiva por un estado de igualdad, donde algún día todos tengamos acceso a las mismas oportunidades independientemente de nuestro género.

Y así, con 455 páginas de pura historia, impecablemente estudiada y sentida, la doctora Carolina Navarrete nos invita a acercarnos a nuestro pasa- do, a través de la voz de mujeres de distintos tiempos y contextos, de sujetos dolientes, desde un punto de vista tan íntimo como es la escritura epistolar.

Javiera Jorquera

Estudiante de primer año de la carrera de Castellano y Comunicación en la Universidad de la Frontera.

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