nota
Cachivaches: relatos desde el margen
Fecha
01 Diciembre 2020
Fecha de recepción: 1 de septiembre, 2020.
Fecha de aceptación: 10 de octubre, 2020.
Riveros, Diego. Cachivaches. Santiago de Chile: Provincianos, 2020. 133 páginas.
Reseña por Fabián Leal Ulloa.
Cachivaches es el primer libro del escritor chileno Diego Riveros, una obra que a través de los tres cuentos que la componen aborda el cotidiano de los márgenes de la ciudad de Santiago a través de historias propuestas como íntimas y personales que permiten reflexionar sobre la realidad de sujetos comúnmente ausentes de las ficciones chilenas e incluso latinoamericanas.
Si bien la marginalidad ha sido un tema recurrente a nivel latinoamericano y en el caso chileno, en donde la violencia y la pobreza han sido sus principales temáticas, comúnmente retratadas por escritores de novela y cuento, el margen en su vínculo con personas de las periferias de la ciudad y sus historias personales no ha ocupado la misma relevancia. La vida de estos sujetos y su cotidiano, sus intereses y problemáticas ha sido poco trabajado sobre todo en Chile, en donde solo algunos autores de narrativa como Marcelo Lillo o Daniel Hidalgo se han hecho cargo de esta realidad. Riveros al igual que los autores mencionados releva la importancia de la clase media y baja, en el caso de Cachivaches a partir de su vínculo con lo afectivo y la problemática social, abordando una realidad comúnmente olvidada por la ficción chilena. En los tres cuentos que componen el libro, se presentan una serie de temáticas de este tipo de sujetos a partir de cómo afectan a sus protagonistas, representando problemáticas que se vinculan tanto a la sociedad capitalista como a elementos propios de las clases medias y bajas de Chile. Si bien cada uno de los cuentos tienen características propias sobre todo en su forma de narración, que los acercan a uno u otro subgénero de la narrativa contemporánea, este tema del margen y pertenencia a una clase con problemáticas propias está presente en cada uno de ellos, lo que sirve de vínculo entre las tres narraciones y evidencia una propuesta que en su conjunto busca representar esta realidad.
El cuento con el que abre este libro se titula “Proceso de admisión”, el que narra la postulación e ingreso del protagonista al prestigioso Instituto Nacional, símbolo del ascenso social de la supuesta meritocracia y al que su hermano mayor no pudo ingresar previamente. El cuento nos muestra la relación de este protagonista con su familia y compañeros de curso del Sexto A del colegio Baldomero Lillo, o como ellos lo llaman “Baldomero Pito”, y cómo esta relación va cambiando debido al ingreso del narrador dentro de la prestigiosa institución. La ficción reflexiona en torno a la posibilidad de surgir o “ascender” por medio de la educación y cómo la dinámica con los cercanos se ve modificada debido a esta posibilidad, pasando, por ejemplo, de una amistad desinteresada del protagonista con los ex compañeros del “Baldomero Pito” a su negación a relacionarse con ellos debido a que ya no se considera parte de esa clase social. El relato también aborda la ansiedad que se produce en los menores al verse en situaciones de las que consideran definen su vida, como lo es esta prueba de selección y las consecuencias tanto al tener éxito como al no lograr cumplirlo, retratado en el protagonista y su hermano respectivamente. Se evidencia también en la obra la consideración de la familia – en particular la madre– como un agente que permite poner los pies sobre la tierra y que hace ver al protagonista los errores que está cometiendo.
El segundo cuento se titula “El chofer” y relata diferentes aspectos de la vida de un chofer del transporte público en la capital de Chile, en específico un hecho de violencia en el que se ve involucrado y un accidente en el cual dio muerte a un joven de manera fortuita. Estos dos hechos se intercalan también con otros momentos de la vida del chofer que no siguen un orden temporal y que permiten conocer su historia de vida y sus relaciones personales. El primer caso en el que se involucra en un hecho de violencia resulta de una discusión que llevan los pasajeros de la micro que conduce en la noche santiaguina y que lleva a tenerlo como rehén de algunos de estos pasajeros. El segundo nos relata desde el accidente hasta cuando este chófer logra conversar con los padres del joven que accidentalmente atropelló; ambos hechos en que vemos las caras de una víctima y también de un victimario –aunque por hechos ajenos a su voluntad– nos permiten reflexionar sobre la vida de sujetos que habitan en la ciudad, pero de los cuales desconocemos los diferentes y crudos matices por los que atraviesan, y las diferentes emociones que viven día a día pero que permanecen comúnmente silenciadas. “El chofer” posee un crudo final vinculado a lo que se mencionaba como lo marginal por su violencia, pero consistente con el abandono de una clase planteado en el cuento. Por último, cabe señalar que este cuento presenta una narración interesante que mezcla los planos temporales y una diversidad de historias que confluyen en las dos principales, las que permiten relevar cada una de estas historias menores y complejizar la historia de este chofer.
El último cuento de Cachivaches se titula “Esbozos de mi madre”, el que narra de manera cercana a la autoficción la relación del protagonista con su madre que fallece de cáncer. El cuento explora el impacto de la enfermedad en una familia de clase media y de las consecuencias que esto trae para quienes la componen, abordando también el trato para estas personas de parte del sistema de salud chileno. Además, se nos presentan episodios de violencia intrafamiliar físicas y psicológicas que afectan al protagonista y su madre, todo bajo un contexto de pobreza que ha ido funcionando como contexto desde el primer relato. Este cuento también presenta una imagen de la madre vinculada a un soporte emocional y que permite soportar la realidad de la que se forma parte, la que a diferencia del primer cuento está vinculado mayormente a la intimidad del protagonista que se evidencia a lo largo de toda la narración y que tiene su punto más alto en las páginas finales del relato. En este cuento también el elemento de la memoria es central, la que, si bien en el segundo relato está también presente y toma también relevancia, en este caso se vincula directamente a objetos en particular como una piscina plegable o computadores, que en conjunto con los afectos como el miedo y la ansiedad reconstruyen el pasado de este protagonista. Respecto al componente autoficcional cabe señalar que, como toda obra relacionada a este género, encontramos rasgos que comparten el narrador y protagonista con el autor. En el caso de “Esbozos de mi madre” esto viene dado principalmente por el nombre y otros datos que se nos dan en la contraportada como los estudios de literatura en la Universidad de Chile, además de recursos como el recuerdo atemporal que caracteriza a las obras de este subgénero.
En resumen, la primera novela de Riveros es una ficción que releva la importancia de los márgenes y sus historias personales, con protagonistas y contextos que retratan sus principales problemáticas a partir tanto de los afectos como de la memoria. Ya sea desde la infancia, diferentes planos temporales o cercano a la autoficción, Cachivaches es una interesante obra que permite conocer y reflexionar a partir de sujetos comúnmente olvidados por la ficción literaria y un aporte a la narrativa chilena contemporánea.
Fabián Leal Ulloa
Profesor de Estado en Castellano y Comunicación por la Universidad de La Frontera y Diplomado en Violencia Política, Memoria y Producción Cultural en América Latina por la Universidad de Chile. Actual Estudiante del Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea de la Universidad Austral de Chile. Sus líneas de investigación son memoria, violencia política y estética de la violencia en la narrativa latinoamericana contemporánea.