Narrativa
Decálogo para dialogar con un bosque sureño
“Despedida” de : Sara G. Umemoto.
Fecha
01 Julio 2021
Antes de ingresar por los senderos difusos que internan el Bosque. Antes de avanzar bajo las cándidas copas y sobre las esforzadas raíces, detente unos instantes a meditar si acaso lo que buscas es sólo un ejercicio corporal, una experiencia visual contemplativa del espectro de colores y tonalidades del follaje, de las formas sinuosas de las ramas, del rostro misterioso y poliforme de los troncos. ¿Será percibir ese aroma compuesto de hierbas mentoladas, de azumagado de troncos, de cadáver de vida sobre vida, encaramando su permanencia? o
¿será también la fugacidad de movimientos continuos y discretos, interrupciones mutuas a escalas múltiples, de seres minúsculos con sus mundos a cuestas? ¿Será el recogimiento solemne del espíritu ante el espejo de nuestra propia naturaleza?
El Bosque como una comunidad de lenguajes sutiles, ha resguardado interconexiones y equilibrios sobrevivientes al desapego humano. Por ello, visitar el Bosque puede significar desde un tímido asomo a una revelación incandescente, hasta un portentoso encuentro con una otredad y un uno mismo diferentes, cuyos significados son en gran medida aún desconocidos y sólo intuidos por los seres humanos modernos del temprano Antropoceno.
El Bosque nativo, en su generosa convivencia exhibe y resguarda su riqueza. Es entonces misión del visitante crear sus propias claves de acceso y diálogo. En este punto se debe señalar que el ser humano moderno, como rama evolutiva que se ha expandido de manera gradual y sostenida entre la faz de la tierra y la biósfera, ha debilitado al máximo las extensiones intuitivas, sensoriales y emocionales de su propia experiencia. De ahí que se vuelve necesaria una fórmula hermenéutica integrada y compleja para comprender y descifrar el secreto que reverbera al interior de la comunidad silvestre.
Si bien se puede suponer que este es un proceso íntimo y reservado sólo para quienes se hayan internado en los caminos tortuosos y elevados de la consciencia y evolución personal, agrego aquí que esta comunidad de sentido en su esencia generosa no veta ni condiciona a nada ni nadie. Así como asume la espectralidad de edades, formas y texturas de las especies que le integran, asume también la variedad de experiencias y niveles de conciencia de nuestra especie como parte de sí misma. El Bosque es connatural a todos y cada uno de nosotros, lo que es perceptible de manera simple y sencilla a través de la reminiscencia sensorial alojada en nuestra consciencia, en nuestra piel, y nuestros sentidos.
A continuación, brindo algunas pistas para inducir el proceso a través del cual, podrás hallar las fórmulas para iniciar el diálogo con el Bosque:
- Primero piensa y siente que estás en un espacio de tiempo, historia y memoria, en el cual diversas especies mutuamente implicadas y adaptadas, han desarrollado y compartido sus trayectorias de vida, donde el ser humano ha evolucionado como una más de las tantas Considera entonces que estas ingresando en una gran vivienda que ampara a una gran comunidad que de la mano ha persistido y trascendido los distintos tiempos.
- Haz de cuenta que te presentas frente a un consejo de ancianos y ancianas, de barbas solemnes, cortezas robustas y raíces sinuosas que en su culto y búsqueda solar despliegan en sus ramajes su habilidad de altura. Sus formas de vida han tejido equilibrios dinámicos y sutiles con otros seres. Son el puente de la vida e interconexión entre las pulsiones del planeta y los otros seres. Poseen dentro de sí una bibliografía de la tierra, desde edades remotas guardan registros de las travesías acontecidas a la especie.
- Considera que allí también habita la infancia del Bosque, semillas en pronta germinación, germinadas y almácigos que afloran tímidos entre la alfombra de hojas multicolores. Microorganismos, insectos, aves y mamíferos asoman, se estiran y crecen, conectados en Un renoval que pulula incesante, que nutre de asombro y fuerza a la comunidad boscosa.
- Entonces, resulta necesario que te solicites un permiso interno de vaciamiento y de no invasión. El Bosque es un lugar de exploración sensorial auténtica y te ofrece un tesoro por descubrir, entonces, por consideración a la comunidad que te recibe y a ti mismo/a:
- Al ingresar inspira profundo y expira, repitiéndolo varias veces, tantas como sea necesario para mitigar la ansiedad que traes contigo. Siente los aromas del lugar y llena tus pulmones de este aire fresco y nutritivo, imagina que dentro de cada pulmón tienes un árbol que al inspirar despliega y estira sus dendritas por donde circula oxígeno. Al caminar busca el ritmo de tu propia respiración y que tus pasos sigan ese compás, sin Si es necesario continuar caminando de forma grupal, encuentra el consenso entre el ritmo colectivo y el propio. Debes encontrar tu propio ritmo de inspiración y expiración.
- Busca también el Primero oye tus pisadas, el sonido de las hojas bajo tus pies y sobre tu cabeza, continúa buscando el silencio y oirás el canto de aves, zumbidos y élitros de insectos, el crujido y roce de los ramajes y hojas al viento. Si mantienes tu búsqueda de silencio podrás distinguir cantos de diversas aves, y brotará en ti el interés por conocerlas.
- Libera tus manos, invítalas a la curiosidad y al descubrimiento. Palpa la rugosidad de los troncos y cortezas, acaricia los surcos profundos hasta sentir la blandura de su dureza, palpa la textura suave de las hojas, la ternura de los musgos. Lee con tus dedos la creatividad antigua y naciente que conforma el
- Limpia tu mirada y tu Distingue la gama de colores verdes, amarillos, rojos y marrones que el paisaje próximo te ofrece. Paso a paso percibe el juego de la luz entre la fronda, enfoca rincones, perfiles y sombras. Observa el color de la descomposición y de la turgencia, la confección de alfombras de musgos, de fibras que cuelgan desde las copas y se enredan en los troncos. Observa los helechos, y sus hojas de dimensiones colosales y diminutas, la arquitectura de telarañas entre las rocas.
- Si escuchas el sonido efervescente de un curso de agua, acércate. Percibe su paso entre las piedras, cómo en sus orillas interactúa con las raíces, cómo ha dado forma a su cauce y extiende su eco al trazar su camino entre la fronda. Siente su frescor en tus manos, luego en tu rostro. Luego de ello, al continuar con tu camino silencioso y de contemplación, tu mente estará más receptiva y a la vez despejada de las distorsiones y
- Continúa caminando al ritmo de tu propia respiración, de pronto ingresarás en un nuevo estado de conciencia, la fronda de árboles, sus aromas y toda esa comunidad reunida ingresa dentro de ti y renace desde ti, volviéndose tu aura, la proyección de tu propia vida y Como una revelación entonces pensarás en cuestiones fundamentales acerca de ti mismo, de tu vida y de nuestra existencia, sentirás tu espíritu fortalecido, formando parte de un todo esencial. En este punto habrás descifrado el secreto tesoro del Bosque.