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Revista ZUR - Volumen 4, N°1
Artículos

Desafección y residuos en La hora de la estrella de Clarice Lispector

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"Serie - El desgaste de las sombras" de Leonardo Cortina

Autor

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

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Fecha

31 de Julio 2022

Autor

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

01 Agosto 2022

Fecha de recepción: 15 de febrero, 2022.

Fecha de aceptación: 2 de mayo, 2022.

“In other words, implicated subjects help propagate the legacies of historical violence and prop up the structures of inequality that mar
the present…”

Michael Rothberg

1. Palabras introductorias

En el año 1977, como acontecimiento previo a su muerte, Clarice Lispector publica La hora de la estrella, novela breve que, en palabras de Hélène Cixous, “es una pequeña obra maestra que ama y no sabe nada, ni siquiera su nombre” (162). Las palabras de la teórica feminista acusan un rasgo fundamental del último texto publicado por Lispector, este es, el de la indeterminación. Tanto a nivel de forma como de fondo, la narración que ofrece la autora resulta difícil de enfrentar, puesto que son múltiples las entradas que pueden escogerse para definirla en términos de género o lenguaje literarios. Poesía, folletín, monólogo, todo convocado en un mismo registro escritural. A esto se le añade un rol protagónico, el personaje de Macabea, que se debate entre el desprendimiento de la palabra de su narrador creador, Rodrigo SM, y su presencia en el mundo, que limita con la imposibilidad de ser, es decir, la inexistencia.

La indeterminación, como se ve, es parte fundamental de la arquitectura de La hora de la estrella, carácter que se observa desde el paratexto titulado “Dedicatoria” el cual funciona como insinuación estética de la autora. Sus palabras son las siguientes: “Dedicatoria del autor (en verdad, Clarice Lispector)” (10). Asumir la autoría del escrito, pero a partir de un movimiento de género, es decir, optando por una voz masculina, es lo que destaca, nuevamente, Cixous quien señala que “lo que hizo [. ] consiste en ser otro ser, otro ser lo más diferente posible de Sí misma, y el resultado es algo absolutamente notable: en su caso, lo más diferente posible era pasar al masculino, pasar por hombre” (167). Finalmente, lo que se lee aquí es un gesto radical, coherente con una escritura que emerge del último suspiro de vida.

Teniendo en cuenta la idea de indeterminación que ha servido para introducir la discusión, es preciso esbozar, ahora, algunas consideraciones que para efectos de la presente propuesta de lectura resultarán fundamentales. En primer lugar, dicha indeterminación permite atender a la relevancia dada en la novela al debate que se origina en torno a la posibilidad que tiene, o no, el personaje de Macabea de alcanzar la condición de sujeto, en el marco de una modernización que otorga dicho estatus en atención a la pertenencia del circuito de afectos que cohesiona el orden social.

Por otro lado, es importante también atender cómo la marginalidad, entendida como un residuo que se deriva de la aludida modernización, se materializa en la producción de cuerpos que, bajo características particulares de inutilidad y carencia, parecen condenados a una presencia material conflictiva e incómoda. Dicho esto, y en consecuencia, a partir de un análisis centrado en lo material, la hipótesis que propone este trabajo sostiene que Macabea, sustrato marginal derivado de la modernización, se constituye como un cuerpo–objeto residual, y por tanto, como basura, toda vez que es incapaz de participar del circuito de afectos que podría otorgarle el estatus de sujeto.

2. Circuito de implicación

Llegados a este punto, cabe señalar que La hora de la estrella narra la vida de Macabea, una nordestina migrante, proveniente del sertão1, que queda huérfana a temprana edad, por lo cual queda bajo el cuidado de su tía, que también perderá la vida. Por ello, la protagonista deberá migrar hacia Río de Janeiro en donde se desempeñará como dactilógrafa, oficio que la mantendrá sumida en su condición de miseria, marginalidad y desamparo.

Macabea es descrita desde la negación, la anulación y la carencia. Es un cuerpo enfermo, feo, aborrecible, que la hace pasar desapercibida en el mundo. “Pero la persona de la que hablaré ni siquiera tiene cuerpo para vender, nadie la quiere, es virgen e inocua y a nadie le hace falta” (Lispector 13). Su condición de pobreza no resulta ajena al contexto en el que está inmersa, dado que proviene de una región asolada por la precariedad, consecuencia evidente de la práctica modernizadora y de los discursos que la legitiman, a saber, las ideas sobre el progreso y el desarrollo.

Miseria, pobreza y migración obligada, en este sentido, son consecuencias de dicha explotación que empujará a determinados grupos humanos hacia un margen en total indefensión, y, en consecuencia, hacia una evidente ausencia de vínculos que los liguen a los predicamentos de la sociedad.

En relación con lo anterior, es interesante indagar en los alcances de la violencia estructural que de allí se desprende, como la matriz desde donde se engendran estos marcos de dominación y subordinación. En este sentido, cabe señalar que la discusión acerca de las formas estructurales de violencia que devienen en miseria, abandono, marginalidad o discriminación racial y de género, habitualmente termina con la división de los sujetos que componen la sociedad entre perpetradores o víctimas de dicha violencia, clausurando posiciones alternativas que propendan hacia un ética que impida la reproducción de tales problemas.

Esta última idea es la que Michael Rothberg, crítico norteamericano, escoge para abordar el problema de ciertos territorios que, históricamente, se han encontrado en disputa bajo contextos de violencia sistémica, como son el continente africano o la Europa post holocausto, por mencionar dos ejemplos. En esta línea, Rothberg publica el año 2019 un trabajo titulado The Implicated Subject. Beyond Victims and Perpetrators en el cual acuña la noción de “sujeto implicado”; concepto que tensiona, justamente, el dualismo de víctimas y perpetradores. En dicha publicación, uno de los objetivos que el autor persigue es desarticular la mirada reduccionista que existe respecto a la forma en que los sujetos desatienden su responsabilidad política frente a la violencia de la que no son agentes directos de daño, pero de la que obtienen beneficios y privilegios.

En la introducción Rothberg enuncia que “draws attention to how we are ‘folded into’ (im-pli-cated in) events that at first seem beyond our agency as individual subjects” (1). En relación con esto, el autor señala que la posición de cómplices o es pectadores no resultan adecuadas para terminar con la reproducción de las formas de dominación que continúan replicándose en las sociedades, puesto que a partir de sus omisiones favorecen la producción de víctimas y perpetradores. Rothberg lo dice de la siguiente manera: “an implicated subject is neither a victim nor a perpetrator, but rather a participant in histories and social formations that generate the positions of victim and perpetrator” (1). La alusión al planteamiento de Rothberg tiene aquí un sentido provocador y práctico que se bifurca hacia dos direcciones.

La primera de ellas se enfoca en la relación de su noción de implicación con la reflexión que el lector puede desprender de la novela La hora de la estrella de Clarice Lispector, es decir, cómo este puede problematizar la realidad que viven los personajes que componen dicho universo narrativo, cuestionando la forma en que dicha experiencia puede extrapolarse a su propio contexto y en qué medida, como sujeto, está implicado en la reproducción de las formas de violencia que se observan en la novela, principalmente a través de Macabea, en su propia realidad.

La segunda, se enfoca en pensar cómo el personaje narrador, Rodrigo SM, par ticipa de este circuito de implicación, en la medida que el personaje de Macabea existe solo a partir de su escritura y de igual manera, él se formula a partir de ella. Es, de hecho, él mismo quien señala que: “Yo no inventé a esa muchacha. Ella forzó dentro de mí su existencia” (Lispector 23). Bajo esta lógica, cabe destacar que su esencia creativa con lleva una responsabilidad ética y política frente a Macabea.

3. Macabea y la imposibilidad del afecto

La relación entre Río de Janeiro y el sertão actualiza la antigua oposición entre civilización y barbarie. En La hora de la estrella, Macabea proviene, justamente, de la zona asociada al retraso, a lo salvaje, esto es, el sertão nordestino de Alagoas.

Ahora bien, como todo territorio, el nordeste se configura, entre otras aspectos, por la imaginación; dicha imaginación, a su vez, está dada por ciertas lógicas de poder que se refuerzan en la propagación de una imagen estigmatizada o estereotipada, que recaerá también sobre las personas que de allí provienen, como Macabea:

O Nordeste e o nordestino miserável, seja na midia ou fora dela, não são produto de um desvio de olhar ou fala, de um desvio no funcionamento de sistema de poder, mas inherentes a este sistema de forças e dele constitutivo. O próprio Nordeste e os nordestinos são invenções destas determinadas relações de poder e do saber a elas correspondente. (Albuquerque Júnior 31)

La cita anterior permite situar el problema que se intenta discutir en un plano amplio, que no solo involucra asuntos relativos a los afectos, la implicación o la materialidad, como se propone, sino que también involucra, de forma directa, otros asuntos, como el de la espacialidad.

La localización geográfica de la protagonista de la novela es relevante en tanto el vínculo que se genera entre espacio y sujeto implica un vínculo afectivo. Esto último quiere decir que, en el caso de Macabea, la ciudad incide directamente en la conformación de su subjetividad, aunque esta sea puesta en duda. En este caso, es evidente que está en una “ciudad toda hecha contra ella” (Lispector 14). Siguiendo esta línea, cabe señalar que Robert T. Tally Jr. aborda el alcance de la importancia del estudio del espacio en la literatura, tiene, justamente, para la crítica literaria en Geocritical Explorations.

 En el primer capítulo del texto de Tally, Eric Prieto plantea una idea muy interesante respecto al estudio geocrítico, que para el caso de La hora de la estrella tendrá especial valor:

As Westphal notes, literature in our postmodern era seems to be finding its way back to the center of our discussions of space and place. This is true not only of literary critics eager to explore the spatial capacities of literary representation but also of many in other disciplines who have recognized the strategic role those literary representations play in sha ping our conceptions of human spatiality. (13-14)

Espacialidad humana y representación literaria convergen, entonces, como una posibilidad estratégica para abordar desde diversas disciplinas las problemáticas vinculadas con dichos campos de estudio. Ahora bien, direccionando la reflexión hacia Lispector, debe hacerse notar que, a partir de tales miramientos, se abre una interrogante clave para indagar en la construcción del personaje protagónico.

La pregunta se refiere a la posibilidad de que sea o no un afecto aquello que vincula a Macabea con la sociedad que, en este caso, se materializa en la ciudad como elemento simbólico representativo de la civilización moderna. Para abordar la obra a partir de la noción de afecto, en este caso, se considera el trabajo de Vladimir Safatle publicado el año 2019 y denominado El circuito de los afectos. Cuerpos políticos, desamparo y el fin del individuo.

Safatle, en su trabajo, plantea que “las sociedades son, en su nivel más fundamental, circuitos de afectos” (18). Esta es la premisa base que estructura su propuesta teórica, que se fundamenta en el hecho de que la cohesión social es posible gracias a estos circuitos que generan la posibilidad de reproducir modos y formas de vida. Dando continuidad a esta idea y siguiendo a Freud, el autor argumenta:

Cuán fundamental es una reflexión sobre los afectos, en el sentido de una consideración sistemática sobre la manera como la vida social y la experiencia política producen y movilizan afectos que funcionan como base de sustentación general para la adhesión social. (Safatle 40)

Ahora bien, teniendo esta consideración, hay que detenerse en que dichos afectos requieren de ciertos mecanismos de gestión que permitan la determinación de los sujetos. Safatle, citando a Hobbes, señala que uno de estos afectos es el miedo. En este sentido, sostiene que: “Si, de todas las pasiones, la que sostiene más eficazmente el respeto a las leyes es el miedo, entonces debemos empezar por preguntarnos cómo es producido, cómo es movilizado continuamente” (Safatle 19). La gestión del miedo, entonces, será la estrategia que permita definir a los individuos.

No obstante, Safatle destaca la entrada de Freud como una figura central en el problema de la construcción de la subjetividad de los individuos, y por ello, de la sociedad, en tanto este reemplaza al miedo como afecto político central, desplaza la tesis de Hobbes y sitúa al abandono como el afecto a considerar. Respecto a esto, es razonable pensar que el personaje de Macabea, como un sujeto cuya subjetividad ha sido gestionada por circunstancias de orfandad, errancia y deriva, está, justamente, afecta al abandono.

Pese a esto, debe tenerse en cuenta que la protagonista de la novela es delineada a partir de aquello que no es, lo que pone en suspenso su corporalidad y su cualidad de sujeto. Macabea no es consciente de su condición, no es atractiva físicamente, no es percibida por la gente en la calle, no sabe que es infeliz, no es amada, no tiene posibilidad de elección. “Están los que tienen. Y están los que no tienen. Es muy simple: la muchacha no tenía. ¿Qué no tenía? Apenas eso mismo: no tenía” (Lispector 21). Teniendo en cuenta estas consideraciones es una hipótesis válida plantear que Macabea no es sujeto, sino objeto, y por ello no hay posibilidad de que sobre ella operen los afectos, sean estos el miedo o el abandono. Dadas estas circunstancias, diremos que la protagonista transita por un camino alterno al del circuito de los afectos, y por ello experimenta una desafección.

Es imposible que la nordestina migrante, pobre, y marginal entre en una red de implicación social, puesto que su presencia material, a saber, su corporalidad, es puesta en duda, toda cualidad de sujeto está fuera de su alcance, y solo es posible definirla y describirla a partir de la escritura.

Retomando a Rothberg, diremos que Macabea, pese a ser dueña de una agencialidad, carece de intencionalidad, siendo, entonces, absorbida por otros elementos que, incluso, trascienden el lugar de lo humano, como el espacio físico, por ejemplo.

4. La conformación de un residuo

Luxo y lixo son dos palabras que guardan una similitud caligráfica, pero que, semánticamente, no estrechan relaciones. Ítalo Moriconi cita ambos términos en una breve texto que aparece publicado en La hora de la estrella y que dialoga con ella a partir de un título sugerente. El texto de Moriconi, titulado “La hora de la basura”, concepto acuñado por la misma Lispector, explora algunos aspectos de la obra de la escritora desde el año 1973 hasta 1977, período que comprende desde la escritura de Agua viva hasta su obra póstuma Un soplo de vida.

Moriconi señala que este período “es el rechazo de cualquier sublimación” (70). Volviendo sobre los términos luxo y lixo, que refieren lujo y basura respectivamente, hay que decir que Moriconi los cita para sostener que: “Agua viva representa el momento de lujo (luxo) imprescindible en la configuración de la basura (lixo) como categoría estética” (70). Ahora bien, lo que se destaca de esto es la mención que se hace de la basura como categoría estética, es decir, como una forma a partir de la cual pensar la escritura y lo que se recrea o imagina a través de ella.

Teniendo en cuenta que La hora de la estrella forma parte de este período, se hace necesario recuperar las reflexiones de Moriconi en tanto fortalecen la hipótesis planteada respecto al análisis de la novela de Lispector bajo una lupa de materialismo, en este caso, de un cuerpo, de la presencia material de Macabea, quien ocupa un espacio que no es capaz de contenerla ni de darle un estatus ontológico, lo que termina por figurarla primero como residuo y luego como basura.

Fernández Mallo en Teoría general de la basura define el residuo etimológicamente de la siguiente forma: “Residuo (de latín re-sidere) quiere decir aquello que no deja avanzar a la realidad, lo que la obliga a permanecer sentada y estática, lo que corta el flujo del tiempo y sus cíclicas realimentaciones” (120). Tal definición se involucra con la relación y el alcance que tiene el residuo con la basura, puesto que ambos simbólicamente, desde el presente dicen algo del pasado. El residuo es aquello que, desprendido de su fuente natural o ritual, si se quiere, asumirá una permanencia inútil, fuera de control, incapaz de ser reabsorbida. Volviendo sobre la basura, el autor recién aludido expresa que “ella misma es un límite, ya ella misma es un absoluto, una inamovible Naturaleza” (120). A esto, añade que:

Hasta los cuerpos de los infantes, huérfanos o violentamente abandonados por sus progenitores, y convertidos así en basura, despojados de los límites que definen lo humano, son objeto –previo pago monetario o simbólico, claro está– de adopciones y reabsorciones por parte de los países del Primer Mundo. (Fernández Mallo 122)

La cita de Fernández resulta esclarecedora para la discusión acerca del personaje de Macabea, puesto que desde un inicio debe lidiar con un sinfín de maltratos, y miedos infundidos por la tía que se hizo cargo de ella luego de la muerte de sus progenitores.

La cita de Fernández resulta esclarecedora para la discusión acerca del personaje de Macabea, puesto que desde un inicio debe lidiar con un sinfín de maltratos, y miedos infundidos por la tía que se hizo cargo de ella luego de la muerte de sus progenitores.

Esta no será la única ocasión en que Macabea experimente una violencia que se supone justificada por su posición de subordinación. De la familia, el hecho pasará al trabajo, en donde se desempeña como dactilógrafa.

Le faltaba la maña para darse maña. Tanto que (explosión) no argumentó nada a su favor cuando el jefe de la firma de representantes de roldanas le avisó con brutalidad (brutalidad que ella parecía provocar con su cara de tonta, en un rostro que pedía un cachetazo), con brutalidad le dijo que sólo Gloria, su colega, mantendría el empleo […] (Lispector 20)

Esta no será la única ocasión en que Macabea experimente una violencia que se supone justificada por su posición de subordinación. De la familia, el hecho pasará al trabajo, en donde se desempeña como dactilógrafa.

Otra mención ineludible en sintonía con lo expuesto es la de Olímpico de Jesús. Este personaje es, en un momento dado, pareja de Macabea, y ambos comparten algunos aspectos como la marginalidad, la pobreza y la procedencia sertaneja, no obstante, Olímpico tiene aspiraciones y móviles que lo conducen de forma radicalmente opuestas a Macabea. Este es un obrero de una fábrica metalúrgica y se presume desde su posición masculina, como dueño del poder, del conocimiento y de la palabra.

El personaje hace una inversión o, más bien, subvierte su condición subordinada para erigirse como un dominador, ambicioso y violento, lo que se observa claramente en su relación con Macabea: “Olímpico, en verdad, no mostraba satisfacción alguna en ser el novio de Macabea, es lo que descubro ahora. Olímpico tal vez se percatara de que Macabea no tenía la fuerza de la raza, que era un subproducto” (Lispector 42).

Siguiendo la línea de lo que se ha venido señalando, es momento de citar a Maurizia Boscagli, crítica literaria y docente de la Universidad de Santa Bárbara, California, quien publica el año 2014 un trabajo de teoría y crítica titulado Stuff Theory: Everyday Objects, Radical Materialism. En uno de sus capítulos, Boscagli se ocupa, especialmente, de la basura, garbage, y del trabajo estético que se ha hecho o puede hacerse a partir de ella. En el contexto de los nuevos materialismos, y del tra bajo que esta garbage moviliza, es interesante su aporte, puesto que permite generar nuevas aproximaciones en torno a las maneras en que los objetos y el ser humano entran en contacto y cómo, incluso, las distinciones entre ambos se difuminan.

Respecto a su trabajo, específicamente en el capítulo “Garbage in Theory: Was- te Aesthetics”, solo mencionar dos asuntos que permitan, nuevamente, respaldar la hipótesis acerca de la imposibilidad de hablar de un circuito de afectos y, por otro lado, volver sobre la lógica material que opera en Macabea, que, como se ha dicho, la convierte en un residuo, en basura.

Maurizia Boscagli utiliza tres términos muy pertinentes para leer la descripción con la que el narrador de La hora de la estrella delinea al personaje de Macabea. Señala que: “Garbage, a full affront to ordered materiality, is stuff at its most uncertain, vulnerable, and wild” (Boscagli 227). De acuerdo con esto y como se ha dicho, tanto la incertidumbre, la vulnerabilidad y la idea de lo salvaje convergen en un cuerpo que ha sido descorporizado, esto es que, producto de su imposibilidad de recoger sobre sí atributos que lo distingan como sujeto, por consecuencia, ocupa un sitio liminar entre sujeto y objeto.

El producto que resulta de estas condiciones, entonces, es objeto residual, basura, un producto de una sociedad bajo el alero del capitalismo y la modernización; un residuo que no permite el avance, porque simboliza lo fallido de la modernidad, el fracaso de un relato. En esta línea, Boscagli plantea que “[…] this produces what Zygmunt Bauman calls ‘wasted lives’, redundant human beings who must be cordoned off and disposed of for order to be maintained” (231). La idea del desperdicio propuesta por Bauman no comulga con el tratamiento estético de la basura, como se podría plantear que hace Lispector, sino que se ajusta a una mirada que acerca al ser humano a la posibilidad de convertirse en desecho.

I propose instead to look at garbage in its less aesthetic and aestheticizable form, to turn to a different aspect of the recalcitrance of the material: to consider its disturbing vicinity to people, the disturbing extension of its characteristics to human beings when they have themselves become disposable. (Boscagli 230)

Las interrogantes que surgen de este problema radican, por consecuencia, en tres puntos: ¿Qué hacer con los residuos? ¿Pueden ellos entrar en un circuito de afectos? ¿Pueden implicarse con el resto de los seres humanos? Boscagli, frente a esto, añade lo siguiente:

To manage junk either through its disposal or its return as art is to affirm the anxious dream of a world without a residue. This dreamworld is a space of pure modern efficiency in which the cycle of production, exchange, consumption, and recycling runs in an absolutely smooth flow without interruptions. (233)

Finalmente, considerando estas palabras, es evidente que la gestión de este residuo podría poner en suspenso las lecturas críticas que se derivan de la novela o de otras manifestaciones del arte, lo que resultaría un problema que colinda con lo social. En este sentido, Boscagli expresa que al partir “from this place of overt negativity, junk allows a radical critique of the myths of pleasure and progress of industrial and consumer society […]” (230). La crítica que atiende la figura residual de Macabea, como alteración del orden de la ciudad y de la modernidad trasciende la escritura y la narrativa para convertirse en una posible lectura de la sociedad, del discurso del progreso y de los seres humanos del margen, que son seres desafectados.

5. Conclusiones

La hora de la estrella, última novela publicada en vida de Clarice Lispector, conjuga un lenguaje, una escritura y un cuestionamiento radical acerca de la forma en que la realidad atraviesa la vida de seres humanos que, habitando en un margen, transitan a la deriva del mundo, carentes de individualidad o subjetividad, y por ello, se hacen parte de un inventario de la modernidad, no como sujetos, sino como objetos. Su inutilidad funcional los transforma en residuos, seres desechables que problematizan la idea de progreso, lo que los priva de la posibilidad de entrar en un circuito de afectos, sean estos el miedo, el abandono u otros.

Una mirada panorámica acerca de la producción intelectual de Lispector no solo a nivel literario, sino también periodístico, deja ver una interesante evolución en el trabajo de la autora, en el sentido de una marcada transformación de su labor escritural, que no pierde de vista los rasgos que le permitieron destacarse, y de paso dar relevancia a una escritura femenina.

La escritura de Lispector y en particular la del conjunto de textos que Ítalo Moriconi agrupa bajo la idea de “la hora de la basura”, constituyen un acontecimiento que, en términos de la literatura latinoamericana del período, en particular aquella de origen brasileño, vienen a dar un sentido último al modernismo. En La hora de la estrella, se observa cómo Lispector clausura un estilo propio, que se distingue ya desde su primera novela, Cerca del corazón salvaje del año 1944. Aquel estilo que le permitió la distinción de sus contemporáneos puso en escena un trabajo cargado de un subjetivismo radical, rasgo que se aleja de las formas de escritura de la época. En este sentido, la distancia que Lispector toma de sí misma, cuestión que se observa tanto en La hora de la estrella, como en los textos que conforman la denominada “hora de la basura”, se leen como el gesto de una escritora que no muestra indiferencia ante los tiempos que le toca vivir y que es capaz de redefinir su propia escritura, a partir del fragmento, la acumulación y el residuo

Notas

1 Con una importante carga simbólica y una importante presencia en la literatura brasileña, el sertão o sertón brasileño corresponde a una zona semiárida del nordeste asociada a la pobreza, el subdesarrollo y la marginalidad.

Dicen Deleuze y Guattari en referencia a la noción de “multiplicidad”: “Una multiplicidad no se define por sus elementos, ni por un centro de unificación o de comprensión. Una multiplicidad se define por el número de sus dimensiones; no se divide, no pierde ni gana ninguna dimensión sin cambiar su naturaleza. Y como las variaciones de sus dimensiones son inmanentes a ella, da lo mismo decir que cada multiplicidad ya está compuesta por términos heterogéneos en simbiosis, o que no cesa de transformarse en otras multiplicidades en hilera, según sus umbrales y sus puertas.” (254).

El texto había sido fechado por el propio autor en 1975, publicado por primera vez en inglés, como “Evita lives”, dentro de una selección de textos de Winston Leyland titulada My Deep dark pain is love. Posteriormente en Suiza, como “Evita vive”, en Salto Mortal n° 8-9 en 1985 y finalmente en Argentina.

“En el rito de coronación, todos los momentos de la ceremonia, todos los símbolos del poder que se entregan al coronado y su vestimenta se vuelven ambivalentes, adquieren un matiz de alegre relatividad, de accesorio ritual; su significado simbólico se ubica en dos niveles (como símbolos reales del poder, es decir, en el mundo normal, están en un solo plano, son absolutos, graves y de carácter monolíticamente serio). Desde el principio, en la coronación se presiente el destronamiento. Así son todos los símbolos carnavalescos: siempre incluyen la perspectiva de la negación (muerte) o su contrario. El nacimiento está preñado de muerte, la muerte, de un nuevo nacimiento.” (245).

Obras citadas

Albuquerque Júnior, Durval Muniz. A invenção do nordeste e outras artes. São Paulo: Cortez Editora, 1999.

Boscagli, Maurizia. Stuff theory. Everyday Objects, Radical Materialism. London, New York: Bloomsbury Academic, 2014.

Cixous, Hélène. La risa de la medusa. Ensayos sobre la escritura. Trad. Ana MaríaMoix. Barcelona: Anthropos, 1995.

Fernández Mallo, Agustín. Teoría general de la basura (cultura, apropiación, complejidad). Barcelona: Galaxia Gutemberg, S.L, 2018.

Lispector, Clarice. La hora de la estrella. Trad. Gonzalo Aguilar. Buenos Aires: Ediciones Corregidor, 2011.

Moriconi, Ítalo. “La hora de la basura”. La hora de la estrella. Buenos Aires: Ediciones Corregidor, 2011. 69-74.

Prieto, Eric. “Geocriticism, Geopoetics, Geophilosophy, and Beyond”. Geocritical Explorations. Space, Place, and Mapping in Literary and Cultural Studies. New York: Palgrave Macmillan 2011: 13-28.

Rothberg, Michael. The Implicated Subject. Beyond Victims and Perpetrators. California: Stanford University Press, 2019.

Safatle, Vladimir. El circuito de los afectos. Cuerpos políticos, desamparo y fin del individuo. Trad. Juan David Millán Mendoza. Cali: Editorial Bonaventuriana, 2019.

T. Tally Jr., Robert. Geocritical Explorations. Space, Place, and Mapping in Literary and Cultural Studies. New York: Palgrave Macmillan, 2011.

Juan Elías Farías Bastías

Profesor de Estado en Castellano y Magíster en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Santiago de Chile. Esposo y padre de mellizas. Vive actualmente en la ciudad de San Antonio y cursa el Doctorado en Literatura de la PUCV. Su principal interés es la literatura escrita para niños, adolescentes y jóvenes. El presente artículo se inscribe en el fondo de la ANID-Subdirección de Capital Humano/Doctorado Nacional/2021-21211720.

Correo electrónico: juan.farias.2804@gmail.com