Revista ZUR

Reseñas

Hacia una lectura de Diario Oscuro de Marcela Trujillo: El arte gráfico-literario como experiencia de autosanación

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“En llamas” de Alejandra Etcheverry.

Fecha

01 Julio 2021

Autora

Daniela E. Sandoval Pino

01 Julio 2021

Fecha de recepción: 12 de marzo, 2021.

Fecha de aceptación: 26 de abril, 2021.

Trujillo, Marcela. Diario Oscuro. Santiago: Penguin Random House, 2019. 257pp.
Reseña por Daniela E. Sandoval Pino

Diario Oscuro es la séptima obra gráfica de la artista visual, pintora e historietista Marcela Trujillo, quien publica sus trabajos bajo el pseudónimo de Maliki. Cabe destacar que la autora a lo largo de su trayectoria, “adquiere renombre internacional como una de las historietistas autobiográficas latinoamericanas más importantes” (Escobar 119). Trujillo es una de las historietistas chilenas que actualmente se encuentra en tendencia por sus cómics autobiográficos que abordan temáticas sobre el feminismo, los estereotipos de la mujer, el machismo y la maternidad. En Diario Oscuro, la autora narra y dibuja situaciones que afectan su vida, tales como la depresión, la insastifacción corporal, una situación de abuso sexual, problemáticas con su madre, entre otras. Interesa mencionar estos aspectos abordados en la obra, puesto que son situaciones de gran complejidad que se vierten de manera espectacularizada.

La lectura de esta obra gráfica resulta ser una experiencia de sobreabundancia de información, lo cual impacta al lector de diversas formas. Consideramos que Diario Oscuro es una narrativa desbordada, exagerada y explícita en tanto expresión visual, puesto que la protagonista no parece estar interesada en mantener una estructura, ni un orden fijo que invite al lector a realizar una lectura ordenada. Asimismo, sus trazos son erráticos, debido a que el texto presenta borrones; también, la tipografía es inconsistente, lo que provoca en el lector un impacto por la diversidad de los recursos empleados.

Por otro lado, respecto a los métodos terapéuticos que experimenta la protagonista, estos son llevados a cabo como intentos de acercamiento a diversas experiencias de sanación alternativa, debido la necesidad imperiosa de la narradora por acceder a un conocimiento de sí misma. En este mismo plano, es preciso abordar la relación que la protagonista establece con el arte, puesto que, durante la lectura de esta novela gráfica, el arte se configura como una herramienta sanadora para ella. En otras palabras, el arte gráfico y literario que la protagonista crea serían su refugio, una especie de retorno al hogar y terapia efectiva para auto sanarse.

Para la narradora, el arte es un vehículo que la lleva a explorar su mundo interior, el cual tiene que ver con sus afectos, miedos y anhelos. Esto lo podemos evidenciar al comienzo de la obra, cuando ella se representa a sí misma de dos formas, delgada y obesa, siendo su mayor anhelo la delgadez y su peor miedo la obesidad. En este punto, nos está dibujando y narrando cuestiones que la afectan directamente. La insatisfacción que tiene con su cuerpo es uno de los grandes problemas que están presentes en casi toda su obra, siendo el arte la única manera que tiene para acercar esos dos opuestos y hacerlos confluir para alcanzar la felicidad, que para ella se traduce en ser “flaca y fuerte” (Trujillo 45).

En segundo lugar, cuando nos relata el abuso sexual cometido por su abuelo, la protagonista se dibuja dentro de un aparato reproductor masculino, lo cual estaría aludiendo al machismo y el patriarcado que abala este tipo de actos. Ella instaura una conversación con su abuelo muerto, donde lo reprende y perdona, señalando que “perdonar no es olvidar. Perdonar es soltar, es dejar atrás” (Trujillo 150), este enfrentamiento le permite despojarse de su odio hacia los hombres, de su “miedo a ser vulnerable y femenina” (Trujillo 151).

La protagonista, a lo largo de la narración, se configura alternativamente como una mujer adulta y un feto ubicados al interior del vientre materno en dos ocasiones distintas. En la primera iteración, se establece una discusión entre ella y su madre, donde la narradora concluye que su madre no la quiere y no la apoya en la publicación de sus memorias. En la segunda ocasión, se puede apreciar que la protagonista utiliza la misma técnica que al comienzo, representándose primero como adulta, luego como feto y finalmente como adulta nuevamente, situación en la que madre e hija abren sus respectivos corazones. Durante el transcurso de este relato gráfico, la relación hija-madre se fortalece: la narradora vuelve a su matriz y se reconfigura como un sujeto autónomo. Ya no se encuentra atada a la madre de forma negativa, sino que, como bien señala la protagonista, hija y madre “sanaron su ADN mitocondrial” (Trujillo 233-241).

Vale destacar que en esta obra se puede concebir el arte como vehículo privilegiado de expresión pues permite representar las emociones vinculadas con la depresión desde una perspectiva personal. En esta sección, la protagonista se auto cuestiona y se culpa por las terapias fallidas, se dibuja al fondo de una zanja, lo que representaría su estado vulnerable, ya que, además, se representa desnuda, expuesta, dentro de un basurero, desechable, como una mujer servida en un buffet con una manzana en la boca, como una momia y siendo quemada en una hoguera, juzgada. Sin embargo, al final de esta narración nos encontramos con su reencuentro con la pintura, lo que la ayuda a apaciguar sus demonios y restaurar su salud mental.

Finalmente, cabe destacar que, la hibridez texto-dibujo empleada en esta obra le permite a la narradora reforzar los mensajes que se quieren entregar al lector, comprendiendo que, tanto la escritura como la ilustración son elementos que mantienen una jerarquía equivalente dentro de la narrativa, es decir, que ambos se potencian en conjunto para otorgar una lectura visual más completa y atractiva para los lectores.

En definitiva, Diario Oscuro, resulta una lectura que aborda temas actuales dentro de las narrativas gráficas. Destaca el hecho de que la protagonista expresa desde la propia experiencia de vida asuntos que pueden significar para la autora abrir viejas heridas y recordar con alegría otras cuestiones de interés. No obstante, creemos que el hecho de re- escribir(se) y dibujar(se) favorecen la comprensión de distintos sucesos traumáticos, por lo que es imprescindible percibir al arte como una llave que posibilita esta experiencia de autosanación efectiva.

OBRAS CITADAS

Escobar, Susana. “La novela gráfica autobiográfica hecha por mujeres. Cuerpo, subjetividad y

búsqueda identitaria”. Fuentes Humanísticas 32, 60 (2020): 109-126.

Trujillo, Marcela. Diario oscuro. Santiago de Chile: Penguin Random House Grupo Editorial (2019).

Daniela E. Sandoval Pino

Estudiante de Pedagogía en Castellano y Comunicación en la Universidad de La Frontera. Ayudante de investigación y tesista del proyecto Fondecyt nº 11190799, dirigido por la Dra. Carolina Navarrete. Ayudante de investigación y tesista del Fondecyt nº 11190799, dirigido por la Dra. Carolina Navarrete. Asistente de coordinación Club de Lectura UFRO en Literatura de Mujeres.